El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, criticó a Sudán el jueves por haber sentenciado a muerte a una mujer cristiana por apostasía, y urgió a Jartum a modificar sus leyes que impiden a los musulmanes convertirse.
Meriam Yahia Ibrahim Ishag, nacida de un padre musulmán, fue condenada a muerte el 15 de mayo bajo la ley islámica de la sharia implementada en 1983, que prohíbe las conversiones so pena de muerte.
"Estados Unidos está profundamente preocupado por la condena y el encarcelamiento de Meriam Yahia Ibrahim Ishag", dijo Kerry en un comunicado, agregando que está "profundamente comprometido" con un mejor futuro para Sudán y su pueblo.
Ishag fue criada como cristiana ortodoxa, la religión de su madre, y se casó con un cristiano de Sudán del Sur. Tenía un hijo de 20 meses antes de dar a luz a un segundo bebé en la cárcel el 27 de mayo pasado.
Kerry urgió a las autoridades sudanesas a permitir que Ishag, de 27 años, se reúna con su familia. "Urjo a la justicia sudanesa y al gobierno a respetar el derecho fundamental de libertad de religión de Ishag", añadió.
"Además urjo a Sudán a revocar sus leyes, inconsistentes con su Constitución provisional de 2005, con la declaración universal de los derechos humanos y el acuerdo internacional sobre derechos políticos y civiles", añadió.
"Acciones como ésta mostrarían al pueblo sudanés que su gobierno pretende respetar sus libertades fundamentales y derechos humanos universales", enfatizó.
El caso puso en jaque a las autoridades sudanesas, que emitieron comunicados contradictorios sobre su eventual liberación, lo que desató la ira de gobiernos occidentales y grupos de defensa de los derechos humanos.
"Estados Unidos está profundamente preocupado por la condena y el encarcelamiento de Meriam Yahia Ibrahim Ishag", dijo Kerry en un comunicado, agregando que está "profundamente comprometido" con un mejor futuro para Sudán y su pueblo.
Ishag fue criada como cristiana ortodoxa, la religión de su madre, y se casó con un cristiano de Sudán del Sur. Tenía un hijo de 20 meses antes de dar a luz a un segundo bebé en la cárcel el 27 de mayo pasado.
Kerry urgió a las autoridades sudanesas a permitir que Ishag, de 27 años, se reúna con su familia. "Urjo a la justicia sudanesa y al gobierno a respetar el derecho fundamental de libertad de religión de Ishag", añadió.
"Además urjo a Sudán a revocar sus leyes, inconsistentes con su Constitución provisional de 2005, con la declaración universal de los derechos humanos y el acuerdo internacional sobre derechos políticos y civiles", añadió.
"Acciones como ésta mostrarían al pueblo sudanés que su gobierno pretende respetar sus libertades fundamentales y derechos humanos universales", enfatizó.
El caso puso en jaque a las autoridades sudanesas, que emitieron comunicados contradictorios sobre su eventual liberación, lo que desató la ira de gobiernos occidentales y grupos de defensa de los derechos humanos.
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